Hoy, la tecnología sea parte integral de nuestras vidas, porque nos facilita hacer las cosas, desde hacer un pedido rápidamente, hasta monitorear nuestra salud. Hoy la tenemos muy cerca en nuestros dispositivos, pero por detrás hay una complejidad infinita para que esto llegue a nuestras manos. Yo estudié y me preparé mucho para entender esa complejidad y ayudar a la gente y a las organizaciones a que le saquen el máximo provecho. El hecho que sepa cómo construir y explicar cómo funciona la tecnología me dio la oportunidad de trabajar en varias empresas y viajar y vivir alrededor del mundo, con equipos de los que aprendí muchísimo. ¿Y saben que tienen en común todas estas experiencias? No siempre tengo compañeras en estas actividades. Ni siquiera en Wall Street, ni en la mayoría de equipos en compañías de tecnología en las que trabajé.

Según la UNESCO, en América Latina al comenzar a estudiar carreras de ciencia y tecnología, las mujeres alcanzan a ser casi la mitad del total, 2 de cada tres finalizan los estudios, y conforme pasan los años ejerciendo muchas dejan esta carrera profesional, sólo queda 1 de cada tres que empezaron los estudios. Esto se debe a que los ambientes de estudio, trabajo y de la sociedad no proveen condiciones equitativas para nosotras, y enfrentamos, algunas veces, entornos no amigables o con prejuicios, con reglas o leyes que tampoco ayudan a mantenernos en estas áreas.

¿Cómo podemos hacer frente a esta problemática?

Para llevar a cabo iniciativas que mejoren el número de mujeres de ciencia y tecnología , el primer paso es generar entendimiento de la situación. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en América Latina, la brecha salarial entre hombres y mujeres es alrededor de 20%, favoreciendo a los hombres. En particular, en las compañías de tecnología, de acuerdo al World Economic Forum, la brecha de género, tanto en número como en salario es menor comparada a otras ocupaciones. Es importante reconocer que tenemos un campo en el que se ofrecen oportunidades más equitativas para las mujeres.

Todos deberíamos estar al tanto de esta información y de las consecuencias que esta problemática está trayendo a nuestra región. El Banco Mundial describe que el desarrollo de los países se basa en proveer servicios que agregan valor (como por ejemplo, las tecnologías de información). Para eso no solamente se requiere inversión en esos campos, pero también profesionales que puedan trabajar en ellos. Estos profesionales deben estar capacitados, y casi en todos los casos, trabajar en equipo. Según Harvard Business Review, los equipos diversos son más exitosos, y en nuestra región tenemos suerte de tener orígenes muy diversos; el género también es una dimensión de la diversidad y tener mujeres en los equipos los hace más exitosos, evitar estereotipos que dicen que estas carreras no son para mujeres, porque el hecho que nosotras sepamos que existen y que podamos acceder a esas carreras, hace que tengamos millones de personas adicionales que potencialmente pueden capacitarse y contribuir a desarrollar nuestros países.

En contraste, frente a esta problemática, hay iniciativas a nivel global que ayudan a mejorar estas estadísticas. Algunas de estas iniciativas, son conferencias, como Grace Hopper for Women in Computing, una conferencia global para mujeres en ciencias y tecnología y su versión de América Latina, LATINITY, de la cual soy co fundadora.

Luego de crear el entendimiento, generar la acción y hacerla sostenible, es importante que se pueda medir el impacto de las iniciativas y las comunidades que trabajan incansablemente en América Latina. Si bien hay mediciones provistas por ejemplo por el Banco Interamericano de Desarrollo, la UNESCO, USAID, y los gobiernos de cada país, no hemos encontrado aún estudios que cubran a mujeres en de todas las ramas de ciencias y tecnología en todos los estadíos de su carrera, incluyendo aquellas que dejaron estas profesiones.

Un punto importante es tener modelos de rol («role models» en inglés) en mujeres líderes en la región. En IASA tenemos paridad de género en la iniciativa que hemos lanzado en castellano, y que se abre para resaltar el trabajo de otras mujeres líderes en tecnología que estan en la profesión de arquitecto de tecnología.

Recomendaciones a tener en cuenta

  1. Depende del entorno donde se encuentre se puede tener que realizar un trabajo de entendimiento de la situación, antes de pasar a la acción.
  2. Todas y todos podemos ser «evangelizadores» porque a todos nos impacta positivamente ser parte de equipos diversos en género
  3. Todo contribuye, ya sean acciones pequeñas o grandes. Acciones pequeñas, tales como las tutorías (o «mentoring» en inglés), coaching, o la difusión de grupos de trabajo u organizaciones sin animo de lucro que apuesten por la igualdad de género, sin dudas, marcan la diferencia. En l categoría de grandes acciones podriamos incluir el patrocinio (o «sponsoring«) de grupos de trabajo, eventos o iniciaciativas como «IASA en Español«.
  4. En nuestras empresas, entidades públicas, centros de educación, entre otros, exigir y cumplir las políticas de igualdad de género. Debemos liderar siempre con el ejemplo.


Concluyendo

La diversidad, no sólo de género es tarea de todos. En el caso de tecnología hemos visto los números, y necesitamos de todos para el avance de los mismos. Iniciativas como las de IASA ayudan con visibilidad y acción.